¿Qué es un índice?

La mayoría de los índices se basan tradicionalmente en la capitalización bursátil. Algunos ejemplos son el DAX, el S&P 500 o el MSCI World. De acuerdo con la hipótesis común del mercado eficiente, se supone que un precio, el precio de mercado, ya contiene toda la información relevante para el mercado. Estos índices incluyen valores adecuados por su tamaño y liquidez.

La ventaja de este enfoque por capitalización bursátil para los ETF es que resulta relativamente fácil replicar el índice, ya que es más barato negociar las acciones líquidas de las grandes empresas que constituyen una mayor parte del índice.

Sin embargo, esto también conlleva ciertos riesgos: Esto se debe a que la ponderación por capitalización bursátil significa que las acciones que han obtenido buenos resultados y tienen un alto valor de mercado tienden a estar sobreponderadas y, por tanto, a dominar. Esto hace que el fondo sea susceptible de burbujas en caso de exageraciones del mercado. Esta sobreponderación explica, por ejemplo, por qué el MSCI World, que en cualquier caso sólo contiene valores de 23 países industrializados, está formado por más de un 67% de valores estadounidenses, aunque, según su nombre, debería representar valores de todo el mundo.

Los índices de igual ponderación intentan contrarrestar el "problema de sobreponderación" de la capitalización bursátil. Algunos ejemplos son el índice estadounidense Value Line Composite o el índice bursátil holandés EOE. Cada acción recibe la misma ponderación. La evolución de los precios de cada valor se incluye en el cálculo en la misma medida. Mediante el reequilibrio periódico, se restablece cada vez la composición original.

Proporcionalmente, los valores pequeños tienen una ponderación más alta, mientras que los grandes tienen una ponderación más baja. El resultado es una imagen más equilibrada, que debería reducir el riesgo de formación de una burbuja. Pero: si los valores grandes y pequeños se ponderan de forma idéntica en una cartera, el riesgo aumenta porque los valores más pequeños tienden a fluctuar más y los valores líquidos reciben el mismo trato que los menos líquidos. Por tanto, el mantenimiento de este índice supone más esfuerzo y costes. Esto también afecta al ETF, ya que tiene que comprar y vender los valores subyacentes con una frecuencia proporcional.

Las "blue chips" o fichas azules son acciones de alta rotación de grandes empresas en cuya evolución de precios se basan los principales índices. Se caracterizan por un alto volumen de negociación y una mayor exposición de los inversores institucionales. Las fluctuaciones de precios suelen ser menores, sobre todo entre precios sucesivos en el curso de la negociación. Entre los blue chips de la bolsa alemana están BASF, Siemens, Volkswagen y Allianz.

Según su enfoque, los índices de blue chips seleccionan las empresas más grandes, con mayor volumen de negocio y más líquidas. Por tanto, suelen caracterizarse por una gran liquidez y coherencia en las normas y reglamentos. Además, un tope del diez por ciento en la evolución del precio de las acciones frena el peligro de una sobreponderación sigilosa.

Dado que a veces se sospecha que los índices ponderados por la capitalización bursátil generan mayores volatilidades en las fases de auge o caída debido a su construcción, los índices alternativos siguen un enfoque diferente y se basan en datos fundamentales. En este caso, lo decisivo no es el valor bursátil, sino los valores fundamentales de la empresa: volumen de negocio, flujo de caja, rentabilidad por dividendos y relación precio/valor contable. Estas cifras clave se extraen anualmente de los balances de las empresas y se incluyen en el análisis del índice con la misma ponderación.

Así se evitan los efectos de tendencia en los que, por ejemplo, las acciones muy valoradas se vuelven cada vez más atractivas y acaban recibiendo demasiada ponderación en relación, mientras que las empresas más pequeñas pero fundamentalmente prometedoras y con potencial de precio siguen infravaloradas. Ejemplos de ello son el FTSE-RAFI US 100 o el FTSE-RAFI Europa.

Los índices que intentan reflejar estrategias o preferencias específicas también persiguen una consideración similar de los datos y la información aditivos. Entre ellos se incluyen, por ejemplo, los índices que cumplen la Sharia, cuyas empresas incluidas en el índice cumplen las normas religiosas del Islam, o los populares índices de dividendos, que seleccionan y ponderan las empresas en función de su rentabilidad por dividendos.

Standard & Poors (S&P) también tiene toda una serie de índices denominados temáticos que pretenden garantizar una representación del mercado mayoritariamente mundial de los temas de infraestructuras, energía (energía limpia), agua (inversión verde), materias primas agrícolas (recursos naturales), eficiencia del CO2 o incluso innovación. Sin embargo, estos dos últimos índices temáticos también se elaboran mediante criterios de selección parcialmente subjetivos con características cualitativas.

Por otra parte, uno de los índices temáticos más conocidos es el FTSE-EPRA/NAREIT: detrás de este término poco manejable se encuentran los índices mundiales y regionales sobre empresas que generan más del 75 por ciento de sus beneficios antes de impuestos a partir de operaciones inmobiliarias. El proveedor de índices FTSE calcula un gran número de índices inmobiliarios/REIT utilizando claros criterios de filtro matemático con el uso complementario de informes anuales. Éstos permiten una cartografía representativa del mercado de la cadena de valor inmobiliaria, que se caracteriza temáticamente por valores intrínsecos (bienes inmuebles), elevados repartos de dividendos (ingresos por alquileres) y, en muchos países, ventajas fiscales para las respectivas empresas.